La mañana en la que nunca amaneció
Se levantó y fue a mi lado, su mirada triste y perdida expresaba sentimientos que no podía interpretar, la piel en los huesos, sus orejitas que desde que era bebé tenía paradas, estaban caídas. Nymeria, no tuve que pensar en su nombre su actitud arrogante, imponente, fuerte, decidida, con un carácter y temperamento impresionante. Desde el primer momento en que la vi, me enamoré. No sabía si queríamos 1 o 2 cachorros, lo que supe desde el principio fue que la quería a ella. Desde que llegó a la casa y a diferencia de los otros cachorros que llevaron para que eligieramos cuáles serían nuestras mascotas, ella nunca durmió, siempre estuvo expectante, vigilando, observando, oliendo. La quiero a ella, ya que serán 2, al más gordito y dormilón. Dos para que se hagan compañía, dos para que jueguen. Apenas tenían 40 días de nacidos y su personalidad ya estaba definida. No dieron lata, no lloraban en la noche, siempre fueron juguetones y curiosos, les encantaba robar zapat...