Breathe, believe

Su mirada estaba perdida, la sonrisa que siempre llenaba todos los espacios se había apagado, sospechaba el porqué del vacío en su ser, pero no supe como preguntar. Pasaba el tiempo y la notaba gris, lo que le hacía ilusión ya no la emocionaba. A través de la música gritaba su necesidad de un par de oídos atentos, pero no supe escuchar sin palabras. Los besos apasionados que ella me otorgaba se hicieron ausentes; las caricias, los abrazos y la ternura se convirtieron en actos mecánicos sin fondo, pero yo estuve complacido con lo poco que obtenía. Mi miedo a los sentimientos, ajenos y propios, provocó que yo sólo esperara a que ella decidiera compartir conmigo lo que le sucedía, aunque yo sabía que ese miedo sólo me alejaba más de ella. Una tarde ella empezó a preguntarme aspectos insignificantes de nuestra cotidianidad, después las preguntas se hicieron más profundas, hizo que me enfrentara a mi realidad; ella, serena en todo momento, me dijo que espero dura...

Haces que mi corazón se acelere, mi estómago gruña, mis sentimientos surjan nuevamente. A tu lado sale la niña boba, la divertida, la lujuriosa, la que hace efectos de sonido para narrar una anécdota, la que puede estar llorando y besando al mismo tiempo, la intelectual que busca en su glosario el mejor término para describir lo que siente. Soporto meses de sufrimiento y vacío emocional, por cinco minutos en tu hombro inhalando tu esencia. No quiero nada, no merezco nada; fuiste mi compañero mientras me convertía en una mujer dichosa, fuerte, hábil, inteligente, divertida y arriesgada... eso nunca lo podré pagar. Te amaré hasta el último de mis días, te llevaré tatuada, te sentiré en el viento, te abrazaré con todas mis palabras y escribiré desde donde tú me dejas.