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Mostrando entradas de junio, 2022

No estoy rota, estoy hecha de remiendo de muchos tipos de tela. Soy un mosaico de historias.

Me tomó 3 meses despedirme de ti. Me rompiste, lo permití y, aun así, seguí. Mi amor fue la unión de nuestra relación.  Me sentí de nuevo insuficiente, poco valiosa, muy insegura, ¿por qué no soy suficiente para él? ¿qué me hace falta? Acepte más culpas de las que en realidad eran mías. Me volví dependiente de ti, de tus necesidades, tus molestias, de tus gustos, de tu humor, aplazada de mí. Me enamoré, de todo lo que aparentabas, de tus palabras, de tus acciones, de tus proyectos, de intentar verme tomada de tu mano hasta nuestro último día; creo que me enamoré más de las ilusiones que puse sobre ti, que de quien en realidad eres. La primera vez que estuve en tu cama, con esa lámpara extraña que iluminaba tu rostro, el temor de enamorarme, de volverme a equivocar y de fallarme una vez más, se reflejo en tu cara: diferentes mascaras se develaron ante mi, fuiste un anciano, un joven, una mujer, un hombre poco agraciado, una sombra, un espíritu; ese momento me provocó miedo y angusti...