Disociada
- Hola, ¿cómo estás? Muy bien gracias, ¿qué milagro?, hace años que no sé de ti, ahora hasta me llamas, qué raro. - ¿Qué dices? te acabo de ver hace un par de meses, no te había escrito porque me suplicaste que no lo hiciera, me sorprende que no me bloquearas y más que me respondas. No te entiendo. - ¿Ya no recuerdas nuestra tarde en Tlalpan? Mencionaste que lo olvidarías, pero sinceramente no lo creí y eso que soy psicólogo. Lo siento, no lo recuerdo de verdad, me ayudarías mucho, dime qué paso, por favor, tengo un día borrado de mi memoria, en realidad tengo un par de días de los que no tengo memoria ¿Cuándo te vi?, ¿qué hicimos? ¿qué hice?, ¿por qué te pedí que no me buscaras? - Sí tengo que comentarte porque eso lo tienes que trabajar en terapia. Tu tono de voz de hoy no es el mismo que ese día escuché, eso me llama mucho la atención, qué mal que no puedas ser mi paciente. Ya dime por favor, estoy ...