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Mostrando entradas de 2017

Recuerdos

Quisiera que todos sus besos no fueran un recuerdo, si no una ilusión. Deseo que las risas y los momentos juntos nunca hubiesen sucedido. Que los olores de su perfume combinado con cigarro no vivieran en mi olfato. Quisiera no extrañarle tanto, quisiera no recordarle en la música, los sabores o el amor. Sigo enamorada de él, dentro de mí sé que él nunca lo estuvo de mí. Por eso fuimos un secreto; claro es que no fue por mi gusto, yo siempre quise gritar al mundo que compartía momentos de felicidad con un hombre maravilloso, que me hacía rabiar en todo momento pero que con un beso y una caricia me alegraba el alma. No me alejé conforme; lo hice porque me sacié de sentir sus rechazos, sus negativas, sus insatisfacciones; me fastidié de ser la última persona en su lista, para la que no tenía tiempo; me harté de ser una amiga imaginaria, la que nunca existió; me cansé de esperar que me amara. Añoro el pasado y cada fecha insignificante que pasamos ...

LA DUCHA de CHARLES BUKOWSKI

Nos gusta ducharnos después (a mí me gusta el agua más caliente que a ella) y su rostro siempre está suave y lleno de paz y ella me lava primero me extiende el jabón por las pelotas las levanta las aprieta, luego me lava la pistola: “¡oye esto sigue duro!” luego me lava el vello de ahí abajo, el ombligo, la espalda, el cuello, las piernas, yo sonrío sonrío sonrío, y después la lavo yo a ella… primero su cosita, me pongo detrás, mi pistola en sus nalgas suavemente enjabono los vellos de su cosita, lavo ahí con un movimiento suave tal vez me detenga más de lo necesario, luego las piernas por detrás, el trasero, la espalda, el cuello, la hago girar, la beso, enjabono los pechos, luego el ombligo, el cuello, las piernas por delante, los tobillos, los pies, y luego su cosita, una vez más, para que me dé suerte… otro beso, y ella sale primero, se seca, a veces ...

El lobo

El pasillo era oscuro, al fondo en el marco de una puerta estaba él. Yo tenía puestos unos lentes con los que podía ver algunas formas en la oscuridad. Al fin lo vi, era cómo lo recordaba, aunque no lo conocía, su sonrisa era afable, cabello negro y ojos expresivos. Vestía unos jeans azul claro y una playera gris holgada, ambos gastados. Él me esperaba hace algún tiempo, aunque yo iba a otro lado, regresé para cumplir con la cita. Me acerqué sin dudas, intercambiamos algunas palabras, deduje rápidamente que era un chico cordial, educado y muy sencillo. Inevitable besarlo. Salimos al patio, ahí sus compañeros, que eran mis conocidos, festejaban sin motivo alguno y prendían fuegos artificiales. Llegué a meditar en qué pensarían ellos al saber que él y yo estábamos juntos. Al ver cómo todos se divertían, olvidé ese asunto. Había un hombre corpulento, con barba y cabello largo negro azabache, la relación con los demás no la recuerdo, pero sabía que era una pieza importante en ...

Dame la mano

No sabía qué hacer, caminaban muy deprisa; quería llorar, parar, tirarme al suelo, gritar, quería detenerlos. Mi hermano el menor tenía 2 meses de edad, mi mamá se recuperaba de un embarazo complicado “ preeclampsia ”, regresaba a su rutina. La había notado molesta, triste y decepcionada; creí que era porque aún le dolía su cuerpo y mi hermanito siempre estaba llorando. Ese día se arregló, se puso una blusa blanca con motitas de colores, pantalón ajustado de mezclilla azul y unas botas negras. Una mujer guapa, ojos grandes y expresivos, cabello negro a la altura de los hombros y ondulado, nariz recta, labios delgados afinadamente delineados, color de piel oliva, complexión fuerte, no se notaba que apenas 2 meses atrás su cuerpo lo ocupaba también otro ser humano. La alegría era la emoción que la caracterizaba. Para mí, la mujer más perfecta, hermosa, inteligente y enérgica. Envolvió a mi hermanito en una cobija amarilla y se lo cargó con un rebozo gris. No recuerdo que ves...