7 cuentos de buenas noches. Capítulo 4. Los orgasmos.
Convivimos poco tiempo, pero dejó en mi buena
impresión, era muy agradable, me recordaba a Israel: lo varonil, su color de
piel, su estilo, lo bien arreglado y recortado de su barba y cabello, además de
lo delicioso que olía. Siempre me trató como una reina, me cuidaba y consentía,
era gracioso y me enseñaba sobre música. Me presumía con su familia, nunca
estuve de acuerdo con conocerla con tan poco tiempo de tratarnos, pero se dio.
Solo me faltó conocer a sus hijos; ¿Por qué todos los hombres que busco son
divorciados y con hijos?
Sus erecciones duraban muchísimo, decía que era por el condón, que con eso "no sentía lo mismo", pobre, hice que se acostumbra a "eso" porque de ninguna manera lo haría de otra forma.
Estás experiencias hicieron que trabajará más en mi propio orgasmo. Tenía todo el tiempo que quisiera y debido a su buena condición física era capaz de tomar cualquier postura y continuar con la misma fuerza y dureza inicial.
Le encantaba ser el dominante, siempre arriba, ser el que se movía, siempre quiso hacerme marcas en el cuello, nunca accedí, ¿cómo le explicaría eso a mis otras parejas sexuales? Ninguno de ellos tenía conocimiento de su no exclusividad. Me apretaba las nalgas y me succionaba los pezones, era placentero, aunque no me llevaba a un orgasmo.
Si había decidido tener todo el sexo que me apeteciera, al menos debería de sacarle el máximo provecho. Empecé a leer sobre el tema. Soy una mujer a la que no le gusta quedarse con dudas o incertidumbres, busco respuestas y soluciones, además de ser en extremo obstinada.
Desde mí experiencia, sé que existen diferentes tipos de orgasmo...
El que más disfruto es el del clítoris, mucho más cuando la lengua es la que lo provoca. Pero para conseguir éste se necesita de un hombre hábil y paciente, ya que lleva bastante tiempo y requiere de movimiento con una cadencia particular e incluso fuerza en la lengua. Qué te llenen de baba la vagina y de ahí las nalgas, no es grato. De ahí viene el tema de las manos ¿Qué se hace? Yo disfruto que sigan tocándome mientras la lengua sigue de arriba hacia abajo solo en el clítoris.
¿Cómo intercedo? De dos formas, excito mi clítoris con los dedos mientras el hombre me besa o lame otra parte de mi; o me monto de espaldas sobre mí amante, me muevo lentamente, esta postura a ellos les place mucho así que hay que hacerlo con diferentes ritmos para que no terminen antes de conseguir el orgasmo propio. Me hago un poco hacia atrás con el fin de alcanzar el clítoris y con alguna de las manos lo masajeo, entre más excitada, el movimiento se hace más rápido, cuando siento el orgasmo cambio de postura, igual sobre el hombre y me muevo rápido y duro, tratando de que mi clítoris roce con su pubis, hasta que el orgasmo llega y respirar se vuelve difícil.
Después de un rato y con la excitación necesaria, me gusta sentir uno o dos dedos penetrándome mientras la lengua va de izquierda a derecha. De verdad que esto lleva tiempo, experiencia y práctica, únicamente un caballero ha conseguido que yo tenga este tipo de orgasmos sin mí intervención.
El orgasmo vaginal es misterioso y complicado, más no imposible, este es en el que más mentimos las mujeres, ¿por qué mentimos? porque nos aburrimos y queremos que terminen, porque no queremos que se sientan mal, para reconocer su virilidad, porque es "lindo" tener siempre un orgasmo aunque sea mentira.
En fin, este orgasmo necesita de trabajo pero no tanto del hombre si no de la mujer, del autoconocimiento, al menos a mí así me resultó. La imaginación es fundamental, me funciona cerrar los ojos y pensar en ese mismo momento, escuchar la respiración de mi pareja, si me tocan los pezones se me eriza la piel y me excita muchísimo más, hablar y decir palabras como “cógeme, sí, así, dame duro, más, no pares, métemela toda, qué rica la tienes, etc…”; para mí es muy, pero muy excitante, incluso momentos previos a mí orgasmo es cuando se me da más por hablar.
Me gusta mirar, ver a mi pareja me llena de deseo y placer, observar sus gestos perversos me excita sobremanera. Los tan famosos espejos en las paredes y techos de los hoteles, de verdad que son un fantástico recurso.
Me sigue resultando difícil explicar un orgasmo, la piel se me eriza, los pezones se me ponen duros y lubrico un poco más de lo habitual, cuando esta tríada aparece, de mi boca sale: " me voy a venir" y los gemidos posteriores lo confirman.
Pero llegar a este autoconocimiento me llevó
muchas noches sola, recostada en mi cama, con la luz apagada, con música “rica”,
con las sábanas cubriendo mi cuerpo, con los calzones y pijama abajo, con las
piernas abiertas y mi imaginación creando las historias que en esos momentos no
se pueden realizar ¿quién dijo que masturbarse era cuestión de género? Aún hoy
en día y con una pareja estable y bastante viril, continúo con esta práctica un
par de veces por semana.
El orgasmo anal es bastante interesante, duele muchísimo
una penetración anal, el lubricante es necesario, o bastante baba; una vez ya
adentro el dolor se vuelve placentero, al menos para mi así lo es, hace que por
la excitación mi vagina lubrique más de lo habitual, la posición provoca que
también pueda usar las manos para jugar con el clítoris e incluso penetrar con
un par de dedos. En este sexo resisto muy poco, entre el placer y el dolor, me
vengo en cuestión de minutos, mis piernas tiemblan más de lo normal y solo
quiero recostarme. Creo que sólo 3 ocasiones lo he hecho, porque de verdad que
es doloroso y tan especial que prefiero que no sea habitual.
Siempre le he preguntado a los hombres que sienten en
sus orgasmos y coincidimos en algo, es un hecho difícil de explicar y más aún, difícil
de entender.
¿Qué pasó con el músico? Hizo tonterías y creyó que
yo buscaba formar una familia con él, no pude de nuevo con esa carga y preferí
pasar al siguiente capítulo.
Sumamente rico y placentero leerle; provoca un orgasmo literario
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