Lapsus

Me tomó del brazo, “¡sube!” repetía con frenesí.


“¡sube!, confía en mí, no será como la última vez, en esta ocasión subiremos juntos, lo verás todo diferente, en cada peldaño será una nueva aventura, nos afianzaremos al amor, a la ternura y a la vida. Tendrás mis sueños, pensamientos y compromisos. Seremos uno, serás yo y yo seré tú, somos y seremos siempre el uno para el otro. ¡Sube!”


Y me dejé llevar. Siempre tuvo razón. Ambos éramos temor, miedo y desilusiones. Nadie aceptaría las sobras de nuestra esencia. El uno para el otro, el binomio perfecto. Creí que subía, pero de nuevo esa sensación de vacío en mi estómago demostró el error.

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