Te voy a querer bonito

Te sonrío cada mañana al despertar, con un buenos días y nuestro aliento matutino, te acaricio el rostro, despeino tu cabello revuelto y te beso.

Cuando cocinas te miro, pienso en lo bello que te ves concentrado en el tocino y la cebolla.

Acaricio tu pierna bajo la mesa, mientras te escucho leer por milésima vez las etiquetas de los productos que están sobre la mesa. Te sonrío de nuevo.

Vamos de compras, paramos en los dulces y en las flores, en esta ocasión elegiré claveles morados, además de un girasol que te recuerde a mis ojos.

Pienso en esa noche cuando salí apurada, me regresé para abrazarte porque no me había despedido, me quité el casco, te abracé y besé. "Cuídate mucho" me dijiste; te sonreí, me puse el casco y te dije que después nos veíamos mientras arrancaba a toda prisa.

El aseo de tu casa puede esperar un día más, tal vez una semana, ¿qué importa? No esperamos visitas.

Nos bañamos juntos, quisiera tallar tu espalda pero mecanicamente ya lo haces. Me gusta como huele tu piel, no necesitas esencias ni lociones. 

Te observo mientras te vistes y te miras en el espejo, que guapo eres, siempre lo digo y lo pienso. 

Te susurro al oído que te amo, que no me canso de quererte bonito. Noto que respiras mi aroma, lo que antes te hacía feliz, hoy te lástima.

Me gusta abrazarte por la espalda y besar tu cuello, se te eriza la piel, ambos sentimos calorcito en el pecho, ahora tu me sonríes. 

¿Una película, un programa, videos o esas series que dejamos incompletas? Da igual, terminaremos no viendo nada.

Estoy cansada. Sé que me tengo que marchar. Te hago daño. No basta querer, hay que estar, pero sobre todo, ser. 

Aún me arrepiento por no abrocharme de nuevo el casco, por no quedarme más tiempo a tu lado, por no mirar a ambos lados antes de cruzar la avenida.