Ese "tic, tac" del reloj
No me gustan los sonidos fuertes ni los gritos, me causan ansiedad. Era uno de esos relojes antiguos, con un péndulo que cada segundo hacía el sonido: "tic, tac". Color caoba, carátula dorada con manecillas negras, con una puerta de cristal, lo recuerdo enorme. Pasaba mi tiempo viéndolo, imaginando que saldría un pajarito cucú cuando llegará la hora. Los gritos, los objetos volando y el "tic, tac" del reloj no paraban. Mi hermano menor, el bebé, no dejaba de llorar, yo con cinco años lo cargaba mientras observaba todo en un rincón fuera de mi recamara. No sabía que pasaba. Solo me concentraba en el "tic, tac" del reloj. Mi hermana mayor se interponía entre mi mamá y mi papá, de frente a él, le suplicaba entre lágrimas: "papito ya por favor". El rostro de mi madre desfigurado por los golpes sangraba, pero me impresionaba más sus gritos, de ira y decepción, eso, sobre pasaba el dolor. Cuando ya no pude más, lágrimas me escurrieron por las mejil...