7 cuentos de buenas noches. Capítulo 6. La última

Tú solo necesitas abrir las piernas para conseguirte a cualquier pendejo. Y por eso te tenía a ti. Aunque no fuiste cualquier pendejo, fuiste el pendejo que más sueños e ilusiones provocó, el pendejo con el que más quise compartir mi vida, al pendejo que más quise en mi presente y futuro. Pero solo fuiste eso, un pendejo más.


Tu falta de empatía provocó que me pusiera colérica, para ti sería una semana más sin verme, para mí serían 7 días, 7 infiernos, 7 penitencias obtenidas por amarte. No estaba dispuesta a pagar por algo que no hice, quedarme en casa y llorarte una vez más... esta vez no.


Sonrío y estoy de vuelta, tengo más de un número al que llamar y en 5 minutos obtengo una cita para lo que me plazca; no es soberbia, es la realidad, me gusta sentirme deseada por eso mantengo cerca a esos hombres que esperan tus fallas para acercarse.


¿Quién será? Le toca a él. Pierdo el tiempo en lo que llega, no me arrepiento y disfruto la idea de que si te enteras de lo que haré, te dolerá no querer pasar esta noche a mi lado.


Huele rico, ya pasó la primera prueba. Se rasuró, viste un pantalón que acentúa su trasero y una camisa de manga larga gris; recuerda que le dije que me encanta un hombre bien arreglado, aseado y con ropa linda. 


Me abraza con tanto fervor que me hace sonreír, no deja de lamerse los labios y me besas tiernamente, me acaricia el cabello y tocas mis nalgas.


Puta. Escucharte no me dolió, es un sustantivo como cualquier otro. Dime puta si te sientes más hombre, dime puta si mi sexualidad te incomoda, dime puta si tu inseguridad busca respuestas. Dime puta al ver que no me satisfaces, dime puta si crees que contigo también he actuado ¿Sabes qué?, no me digas mi amor, mejor dime puta.


Vamos al hotel más cercano, quisiera llevarlo a casa pero, ya no pienso permitir la entrada a otro hombre. No le asombra que llamara, pese a que dije que no quería nada serio entre nosotros, está satisfecho con esos momentos en los que parecemos una pareja feliz.


- ¿De nuevo no quiso pasar la noche contigo? 


Correcto.


- ¿Hasta cuándo lo seguirás permitiendo?


No permito nada, estoy aquí contigo.


- No te estoy recriminando, disfruto estos instantes pero, vales más que lo que recibes; tu sabes que yo encantado hasta me caso contigo.


¿Quién te dijo que busco marido? Solo quise aprovechar la noche y estar contigo una vez más, sabes qué me gusta y cómo me gusta.


- Lo sé y me encanta. Aunque esto no puede seguir así, quiero que solo seas mía. Dame la oportunidad, solo déjame hacerte feliz.


Cariño, no quiero eso, no quiero nada; solo quiero estar tranquila contigo y tener sexo, si no te es suficiente, mejor me voy. No te preocupes, yo sé regresar.


-No, no, no, ya no lo mencionaré. Quiero hacerte el amor.


Caya. Vamos a coger.


Inicia lento, tranquilo, me besa el cuello y los hombros, como dije: sabe cómo y qué me gusta. Me desnuda y a la par se desnuda él. Se coloca un condón "extra sensible" y se introduce en mí. Inicia con un vaiven lento, tranquilo, sube cada vez más la cadencia de sus movimientos, más y más rápidos, se introduce con más fuerza, nos excitamos más y más, gimo cada que me penetra, duele rico. 


Le pido subirme, sonríe y se recuesta en la cama. Lo monto de espaldas, aprieto sus piernas mientras oscilan mis caderas sobre de él. Me jala el cabello e intenta darme nalgadas, me pide parar. Volteo sobre mi hombro para cuestionar el por qué quiere que me detenga, me dice que si continúo se va a venir; esa premisa es un reto para mí. En 7 movimientos veo como encoge sus pies, tensa todos su cuerpo y finaliza con un quejido de satisfacción. 


Me bajo y le quito el condón, la cantidad de esperma que expulsó es considerable, le hago un nudo y me cercioró que no tenga ninguna fuga. Su respiración es agitada, con los ojos cerrados y una sonrisa me pide que lo abrace. Me niego a ese intercambio de cariño.


¿Traes más condones o saco los míos?


-Traigo, solo déjame tomar agua y seguimos.


Da unos sorbos a la botella de agua y saca otro condón pero ahora es "texturizado".


De acuerdo, esto se pondrá interesante.


-Ponte en 4.


Siento las estrías del condón, se recupera muy rápido, por eso es mi primera opción en la libreta negra. Me la mete duro, lo percibo colérico. Ahora sí, me nalguea fuerte. No respira, brama. 


-Te la quiero meter por el culo.


No. 


La saca e intenta meterla por mi ano, pero me quito.


Te dije que no.


-Ok no te enojes, date vuelta, quiero verte y besarte.


Cada penetrada es contradictoria: coraje y cariño. Me respira en el cuello y nuestro sudor se mezcla. 


-Necesito que te vengas.


No me siento excitada al grado de tener un orgasmo pero me dispongo a llenarle el ego. No lo actuó, lo imagino como si fuera real y hago los sonidos que me provocarían, incluso hasta lubrico un poco más.


Termina la imitación de orgasmo. Él bombea unos segundos más y expulsa un poco más de semen, cae rendido. De nuevo realizó la inspección del condón y su efectividad. Me recuesto al lado.


Me siento cansada, sudorosa, vacía... En lugar de sumar, me resta humanidad. Trato de lastimar a alguien que ni siquiera piensa en mí y solo me lacero más y más. 


-Te ves diferente, pareces otra mujer, tu mirada no es la misma.


Tienes razón, está es la última vez que hacemos esto. 


-Quédate conmigo.


No corazón, está es la última historia de buenas noches para mí. 



Comentarios

  1. Me atrapas cada que te leo, me imagino todos esos momentos que describes y los replico en mi mente, tu sudor mezclado con el mío, que excitante escena al estar entrelazados.
    Continúa así, atrapando cada vez más a tus lectores favoritos

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  2. "De nuevo realizó la inspección del condón y su efectividad. Me recuesto al lado." Fíjese que yo una vez al inspeccionar el condón, salió todo roto, se siente horrible, gracias a Tlaloc y la ciencia por la pastilla del día siguiente me cae.

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