Mi diario
A veces solo veo pasar el tiempo, es tan efímero un segundo como toda una eternidad.
Veo las aves bajar por lo que las cautivas arrojan de sus jaulas, las de adentro anhelan la libertad de las otras, las salvajes envidian la comodidad y protección de las enjauladas. Ninguna entenderá lo que es estar del otro lado.
He visto cómo las plantas florecen en primavera, se secan en otoño y desaparecen en invierno. Son pocos los seres que notan toda la gama de colores que los pétalos tienen a lo largo de su vida. El alcatraz nunca fue blanco como todos pensaron.
El viento me despeina, a veces me hace estornudar, me hace sentir frío. Me trae aromas de lugares y situaciones que nunca conoceré; la comida en esa casa al otro lado de la calle; el perfume del chico enamorado que vive a dos casas de la nuestra; la basura que queman porque les resulta más sencillo que esperar al camión que pasa todos los días por ella; las lágrimas de la mujer que nuevamente confió en quien no debía; el guajolote de al lado que siempre se siente atemorizado. En fin… la vida fuera de aquí.
Tal vez mi sentido más desarrollado es el oído, no soy chismoso, no me interesa la vida de los demás, mucho menos sus problemas; pero es verdad que sí escucho a la esposa sollozar por los maltratos de su pareja; a las señoritas charlar; al niño cantar a todo pulmón en un idioma que no entiende; la chica que confió llorar al tiempo que suenan el teclado digital de su celular; el abuelito reír con sus mascotas; la madre preocuparse por sus hijos; el padre salir temprano y volver muy tarde pero feliz de regresar con su familia y llevarles alimento a la mesa.
Quienes me ven no sabe todo lo que estoy viviendo, no solo veo el tiempo pasar, vivo muchas otras vidas, mientras me acarician mi lomito o mi cabeza y orejas, siento su amor por mí, cada que me llevan mi alimento o una fruta, disfruto mi existencia como un animal de compañía, en mi destino venía que fuera un platillo en adobo y un objeto de buena suerte, por eso siempre agradeceré el día en el que me pusieron en una cajita de cartón, viajé durante 4 horas en la oscuridad y aparecí en esta casa, en la que nunca me ha faltado ni faltará amor.
Latte Bukowski
(sí, soy un conejo)
¡BRAVÍSIMO CARAJO! ya van varias veces que después de leer sus publicaciones me paro a aplaudir carajo qué bonito ¿El conejito Bukowski es el conejito que usted tiene? en cierto modo me identifiqué muchísimo con el principio, veo pasar la vida así como lo describe, escucho, veo, huelo, todo. Qué bonito identificarme con un conejito, Me gustaría mostrar esta entrada en mi blog si me lo permite, la pondría con todo y un link aquí a esta entrada y su blog obviamente.
ResponderEliminarNo sé si te llegó mi correo pero, sí será un honor que compartas mi escrito, abrazos.
EliminarSí me llegó no se preocupe, subí su entrada con link el 4 de febrero, el honor es todo mío. Tenga buen día.
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